By Jose Manuel Escobar Gerente LQA Thinking Organic.
¡Emprendimiento! Según datos estadísticos, el 75 % de los jóvenes españoles les gustaría aprobar unas oposiciones para ser funcionarios. Solo un 25/30 % se plantean ser emprendedores.
¿Por qué España no es país para emprendedores? ¿Por qué en los países, en especial los anglosajones, es al contrario, siendo el 75 % los que tienen pensado ser empresarios? Es cierto que aquí no se inducen ni se emplean políticas y ayudas al emprendimiento, es más, desde algunos sectores de la sociedad está mal visto al emprendedor, se le considera una persona codiciosa y avara.
En definitiva, la figura del empresario ha sido y sigue siendo, desde algunos poderes políticos (sobre todo los políticos de carrera) y sindicales, un ente demoníaco cual Belcebú que habita en los infiernos.
Tampoco lo ponen fácil con la elevada burocracia que necesita un joven para crear una empresa, la falta de recursos. Por ejemplo, en Reino Unido puedes montar una empresa desde tu casa teniendo acceso a internet y 3 libras. La inseguridad, la dificultad de un horario fijo, o la ridícula prestación por baja (antes no teníamos ninguna) no lo hacen tampoco muy atractivo.
La falta de una cultura emprendedora
También considero que es un mal endémico, las escuelas de formación profesional y universidades en España, no están dirigidas ni administradas por personas que vienen del mundo empresarial, más bien al contrario, están gestionadas por docentes de carrera que nunca han accedido, en la mayoría de las veces, al mundo laboral.
Es razonable pensar que falta “educación emprendedora” impartida además por emprendedores. Es complicado enseñar emprendimiento por personas que solo han sido funcionarios, docentes y nunca han sido emprendedores. Nadie nos enseñó (al menos en mis tiempos) a saber interpretar un balance, realizar un plan de negocio o la diferencia que existe entre un factoring y un renting.
El estigma del fracaso y la visión del emprendedor
También existe un rechazo en las sociedades de origen latino al fracaso, al qué dirán… Aquí se cumple la máxima aquella que decía: “El éxito tiene 100 padres y el fracaso es huérfano”.
Sin embargo, en las sociedades del norte, desconfían del emprendedor que nunca fracasa porque consideran que el éxito viene como consecuencia del fracaso y en la comprensión objetiva de este.
Parece razonable entender que nadie nace ganando y que para vencer antes es necesario aprender a perder, que se lo digan al gran Rafa Nadal, por ejemplo. Y es que el emprendedor/empresario siempre fue un “rara avis” en el ruedo ibérico; en la dictadura porque el sistema apoyaba a unas elites políticas y en la actualidad porque el sistema apoya a unas elites económicas, muchas de las elites actuales son los descendientes de las de antes, solo es necesario ver los ilustres apellidos de muchos “emprendedores del IBEX” actualmente.
Barreras fiscales y burocráticas
Tampoco el actual marco recaudatorio invita al emprendimiento, donde se favorece, protege y ayuda a las grandes empresas del IBEX35 por parte de los estamentos gubernamentales. Como ejemplo de “muestra un botón”, estas empresas pagan un 3 % de media y los demás estamos sobre el 25 %. Así, ¿cómo no van a existir puertas giratorias? ¿Es esto un sistema redistributivo y justo? ¡Ojo! No estoy diciendo que la riqueza es mala cuando no es tuya, como se nos quiere hacer ver a veces.
El emprendedor como motor de cambio
Y es que el emprendedor siempre ha sido y es una “figura incómoda” al poder, porque un buen emprendedor tiene por bandera la libertad, la independencia y el libre pensamiento. Son personas que rechazan la mediocridad y empoderan por encima de todas las cosas ser “dueños de su futuro”.
Crean sus propias reglas, no aceptan los dogmas establecidos y no temen a los desafíos ni a la incertidumbre. Crean sus propias oportunidades, son dueños de su destino y afrontan los desafíos, no los rehúyen.
Trabajan duro para conseguir sus sueños, son inconformistas, cuando tienen un objetivo no especulan con el esfuerzo y sobre todo tienen la visión y capacidad de ver lo que otros no ven.
Saben que son diferentes pero no lo ven como un impedimento, al contrario, poseen una confianza infinita en ellos y su proyecto. Un emprendedor siempre busca innovar, optimizar, transformar y mejorar la calidad de vida de la ciudadanía.
Consejos para el emprendedor
En conclusión, un emprendedor debe:
- Concretar el nicho de tu mercado en el servicio y/o producto que quieras ofrecer al objeto de crear y trasladar tu mensaje para que se generen demandas y expectativas. Piensa que hoy en día el centro de todo no es el producto sino el cliente.
- Poseer una infinita capacidad contra el abatimiento y el fracaso, siempre debe persistir. (Resiliencia)
- Confianza plena en sus habilidades y su negocio, rechazar siempre la duda, no renunciar a tu idea.
- Debe tener liderazgo y empatía para motivar a los demás para alcanzar los objetivos (SMART).
- Amar con pasión y creer en lo que haces.
- Desarrollar la capacidad de visualizar soluciones a los imponderables del día a día, poseer la capacidad de resolver problemas donde otros no encuentran soluciones; ser resolutivos. La vida de un emprendedor es como una infinita carrera de obstáculos.
- Ser creativo, siempre se debe estar en constante creación, siempre haciéndote preguntas a uno mismo: ¿se puede ser mejor, más competitivo, producir más? No debemos ponernos límites.
- Reinvertir y organizarte, ser disciplinado, austero pero no rácano, mejorar en formación, instalaciones, importante; rodearte siempre de personas más capacitadas que tú.
- Actualizarte, nunca se aprende lo suficiente.
- Cuidar tu reputación corporativa, empodera la ética, tu imagen es el reflejo de tus acciones y tus acciones reflejan tu producto. “Ética=Reputación”
- Cuidar a tus clientes, saber comunicarte con ellos, vital conocer sus necesidades, investiga, viaja, hazles sentir importantes. Clientes = Negocio = Éxito.
- Y sobre todo, ser auténticos.
Finalizo con una frase muy ilustrativa de Winston Churchill: “Muchos miran al empresario como el lobo que hay que abatir; otros lo miran como la vaca que hay que ordeñar; pero muy pocos lo miran como el caballo que tira del carro”.
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