¡Cuando los poderosos dicen lo que piensan!

¡Cuando los poderosos dicen lo que piensan!

¡Cuando los poderosos dicen (o se le escapa) lo que piensan!…
Hace una semana la famosa periodista de la BBC Laura Kuenssberg,  entrevistó en su programa al archiconocido Chairman, Presidente del principal Supermercado del Reino Unido y tercer del mundo, “Tesco”.

Tesco tiene una cota del mercado del 27,5 % en Reino Unido, siendo el segundo Sainsbury’s con una cota del 15,8 % aproximadamente. Se fundó en 1919 por un judío de origen polaco llamado Avroam Koken, y abrió la primera tienda en 1929.

Hoy este imperio bursátil cotiza en la bolsa de Londres, es un elector del índice FTSE 100  y posee negocios tan diversos como telecomunicaciones, restauración, financieros (tienen su propio Banco), software, seguros médicos,… entre otros. Uno de sus principales inversores es el multimillonario de EE.UU. Warren Buffet.

La polémica de la entrevista surge a raíz de la pregunta de la astuta Laura:

¿Están los productores de alimentos aprovechándose de los más pobres de la sociedad, usando la inflación como excusas para subir innecesariamente los precios? A lo que el señor Jonh Allan respondió “totalmente posible”.

Rápidamente las reacciones no se hicieron esperar por parte de todos los sectores, entre ellos la Presidenta de la NFU (National Farmers’Union of England and Wales), Minette Batters que acusó al Presidente de Tesco de “vivir en un mundo paralelo”.

 

Para nosotros lo relevante de la noticia no es que lo piense, sino que lo haya dicho. Obviamente algunos pro Tesco (los menos) acusan a la periodista de manipuladora y tramposa.

Lo cierto es que Tesco comenzó su “Brexit Comercial” antes que el político e inició un proceso en lo que la asociación de iniciativas contra Tesco llamada “Tescopoly”, define como “colonialismo comercial”, desarrollando activamente por ejemplo la compra de frutas y hortalizas, en países en vías de desarrollo, en detrimento de los productores británicos y europeos.

De un tiempo acá, las compras a países de Latino América, Egipto y sobre todo Marruecos son más que llamativas.

Todos esto aderezado por alguna acusación de la organización Tescopoly de competencia desleal y sobre todo la explotación de trabajadores y la falta de derechos básicos entre la población de estas zonas productoras.

Está claro que la agricultura “low cost” es prioritaria para algún retailer europeo, aunque luego se rasguen las vestiduras con los derechos sociales y la seguridad alimentaria.

En este contexto, es sabido las ayudas económicas y su condescendencia de la Unión Europea y de nuestro gobierno hacia nuestros vecinos del Sur. Hace unos días el prestigioso medio alemán “Der Spiegel” publicó que Marruecos podría ser el responsable de establecer una red de sobornos para influir en la Eurocámara dentro de la trama “Qatargate”.

Llamativo el voto en contra por parte del PSOE en el Parlamento Europeo (junto a la Agrupación Nacional de Le Pen)  para exigir a Marruecos que respete la libertad de expresión y que libere a los periodistas encarcelados.

Llamativo también la finalización de la mayor desaladora construida en el  mundo por Abengoa en Agadir, dentro de las relaciones hispano-marroquíes y que será clave para el desarrollo en sectores tales como el turismo o la agricultura de Marruecos.

La pregunta es si estamos preparados teniendo en cuenta el actual contexto global y de geoestrategia, para escuchar a donde aboca todo esto el futuro de la agricultura española y almeriense en particular, a ver si a algún poderoso “lo dice o se le escapa”.

La pena es que en España no tenemos una BBC ni a Laura Kuenssberg.

 

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