Todos nosotros en mayor o menor medida estamos habituados o interactuamos con una o varias redes sociales. Las hay de muchos tipos y formatos, dependiendo del uso y objeto para el cuál la quieras.
Las redes sociales, básicamente son herramientas útiles para las empresas; se crea marca y contenido, mejora y aumenta la calidad de la información corporativa. Ayuda a promocionar y dar visualidad a tu servicio o producto, como en nuestro caso el calabacín ecológico de calidad y cultivado de modo sostenible y respetuoso con el Medio Ambiente.
Podemos llegar con pocos recursos económicos a un gran número de personas y potenciales clientes donde podemos crear “valor de marca”, transmitir confianza y cercanía.
Nos da la posibilidad de posicionar nuestra empresa y producto como un referente en el sector al que pertenezcamos, al objeto de ganar nuevos clientes (incremento de ventas) y afianzar a los que ya tenemos.
En definitiva, nos ofrecen un gran abanico de posibilidades, pero también pueden ser contraproducentes. Pongamos el ejemplo de nuestro reciente ex-seleccionador nacional de fútbol, el cual generó mucha controversia con el uso y el modo con el que gestionó las RR.SS.
No hace mucho, hablando con el dueño de una empresa del sector Agro Business, me decía que estaba hasta las narices de cómo se estaba gestionando los contenidos y como se exponían estos en las redes sociales de su empresa. Obviamente él no las llevaba, pero me decía que estaba cansado de que su director general publicara contenidos sobre retos y problemas, cuando él lo que necesitaba era personas que diagnosticaran menos y solucionaran más y además en privado. Incluso me llego a confesar que, en algunas publicaciones, la persona en cuestión, lo que hacia era promocionarse él y no la empresa para la que trabajaba. Vamos, que abusaba descaradamente del llamado “yoismo”.
Y es que nada que valga la pena es fácil, las RR.SS. requieren de personas cualificadas, pero no solo en el manejo y uso de estas, sino también del sector del cual publican los contenidos. Solo de este modo la publicación ofrecerá cuestiones novedosas e interesantes para el resto de usuarios y es que no es tan difícil tener una crisis de reputación por falta de profesionalidad.
Cualquier error de cálculo, declaración o comentario se magnifica y más si tienes muchos seguidores, tampoco puedes abusar de lo “políticamente correcto”, porque entonces tus contenidos pierden interés auténtico y sincero.
Hay muchos ejemplos de esto, pero uno de los más llamativos fue cuando la periodista Samanta Villar publicó un tweet preguntándole a la marca “Hero baby”, por qué hacían uso del aceite de palma en sus productos, y el tweet de respuesta de la marca (que más tarde borraron) decía: “Acomodada y famosa, sus hijos le hacen perder calidad de vida. Ánimo Samanta, tus hijos te querrán igual”. No sé si continuará el mismo Community Manager en la empresa, pero seguro que un buen rapapolvo se llevó.
Otros inconvenientes son que como hemos visto se necesita personal cualificado y que empatice, también puede crear adicción, al ser difícil desconectar fuera del horario laboral.
A veces te expones a críticas de los usuarios de la red, por contenidos que publicas y no comparten contigo tú punto de vista, otro tema son los llamados “trolls”.
Luego están los que plagian contenidos literalmente y sin ningún rubor (solo cambian el nombre de su empresa por el tuyo) creando a veces confusión con el usuario de la red (a mí me ha pasado).
También están los que opinan que, si te expones mucho en los contenidos y das muchos detalles, también estas dando pistas a tú competencia, ya que ellos ven lo que haces tú y tú no siempre lo que hacen ellos.
Resumiendo, y tal como yo lo veo es positivo si lo gestionas correctamente pero también nos puede dejar en evidencia si nos equivocamos.
En mi caso espero seguir contando con vuestro apoyo, amistad y comprensión.
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