Con motivo del Día Mundial de la Agricultura, que se celebra todos los años el 9 de septiembre, quiero hablaros de la esencia y el significado de tal fecha. Se sabe que la transición a la agricultura comenzó alrededor del 9.500/8.500 a.C. entre el sudeste de la actual Turquía y el oeste de Irán. El trigo y las cabras se domesticaron sobre el 9.000 a.C., los olivos hacia el 5.000 a.C. y la vid sobre el 3.500 a.C. La revolución agrícola transformó la vida de nuestros antepasados y los convirtió de ser una sociedad de nómadas cazadores-recolectores a agricultores, domesticadores de animales; con este gran paso se iniciaron los primeros asentamientos fijos y el inicio de la civilización actual.
Aunque hay una corriente de filósofos y reputados historiadores como el israelita Yuval Noah Harari que consideran que la agricultura fue la “trampa del lujo”, ya que esta circunstancia obligó a trabajar a la humanidad, ya que él defiende que “Una de las pocas leyes rigurosas de la historia es que los lujos tienden a convertirse en necesidades y a generar nuevas obligaciones. Una vez que la gente se acostumbra a un nuevo lujo, lo da por sentado, después empieza a contar con él. Finalmente llegan a un punto en el que no pueden vivir sin él.”
Más allá de que estemos de acuerdo o no con estas afirmaciones, la realidad es que una agricultura desarrollada, competitiva y sostenible está correlacionada con sociedades más desarrolladas, fuertes y saludables; solo vean la agricultura de países como los EE.UU., Japón, Alemania…
Desafortunadamente, hoy al igual que antaño, la mayoría de las familias que viven del campo nunca han tenido seguridad y bienestar económico; no hablemos ya de reconocimiento social, y es hoy en día, al igual que en el inicio de la agricultura, surgieron unas élites que vivían y gestionaban los alimentos. Alimentos que se confiscaban para impulsar la política, el arte, la arquitectura, la formación de los países, mas tarde los imperios, las guerras… al final la historia de la humanidad la han hecho pocas personas (reyes, generales, funcionarios, escribas, artistas, el clero, pensadores, escritores,…) mientras que la inmensa mayoría araba los campos de sol a sol. ¿Les suena? En realidad, la humanidad no ha cambiado tanto en los últimos 5.000 años.
Pero por primera vez en la historia de la humanidad estamos entrando en un nuevo paradigma: Y es que nuestros hijos, gracias al acceso de los medios de comunicación, redes sociales que tienen, a tan solo del clic de un botón, la posibilidad de ver otras formas de entender y vivir; vivir en una gran urbe donde tienes horarios de trabajo y se respetan los días de fiesta, de ahí que el campo se está quedando vacío, ¿quién alimentará a las mega poblaciones de esas grandes metrópolis?
¿Es posible que en un futuro inmediato la alimentación sana y saludable solo sea accesible a unas élites económicas como en el pasado?
Por suerte, el campo no es tan esclavo como el de nuestros padres, no digamos ya como el de nuestros abuelos. Alguien puede pensar que con las nuevas tecnologías aplicadas al campo, tales como los sensores de valores climáticos, la automatización del clima en invernaderos, la tecnología GPS, uso de drones, satélites, software SIG para la recopilación y análisis de datos al objeto de optimizar más y mejor los recursos de las fincas, nos convertirá en más productivos y suplirá el abandono poblacional del campo, pero eso a día de hoy nadie lo puede garantizar, máxime si la población mundial seguirá creciendo al ritmo que predicen.
Y es que a pesar de que hoy en día puedes desde tu teléfono la app de fertirriego del cultivo, si falla un fin de semana la línea de telefonía, el agricultor debe ir a la finca y activar el riego de forma manual, porque si no riega y estamos en agosto, dejas de tener el cultivo; pensar en un ganadero. Los retos son novedosos y preocupantes, el control de las tierras de cultivo y el control del agua en el futuro determinarán el poder de las Naciones y las grandes corporaciones, solo pondré un ejemplo; en la actualidad Bill Gates y su ex esposa Melinda son los mayores propietarios de tierra cultivable en EE.UU. ¡Ustedes mismos saquen conclusiones!
¿Dejará de ser la alimentación saludable un derecho inalienable o tal vez nunca lo fue?
Por primera vez desde la II Guerra Mundial en algunos países de nuestro entorno, se ha observado desabastecimiento de alimentos en los supermercados y dicen que es plausible que vuelva a suceder. Esta nueva situación obligará a los gobiernos, presionados por su ciudadanía, a que por primera vez en la historia de la humanidad se van a tener que ocupar (aunque no quieran) del sector agro y de la calidad de vida de sus trabajadores. Hace falta incentivos de las administraciones y no palos en las ruedas, el uso de las tecnologías flexibles que redundan en beneficio del agricultor, las mejoras de las condiciones laborales de todos; agricultores, peones, transportistas, envasadoras… y todo desde una visión holística donde converge la siguiente revolución y no estoy hablando de la revolución digital y lo que conlleva, inteligencia artificial, el “blockchain”, la ciberseguridad (ojito con eso), el metaverso… Pero por encima de todos los cambios éticos, morales y de comportamiento social que las nuevas tecnologías acarrearán, la gente seguirá “necesitando alimentarse” de una forma saludable y sostenible, así que la próxima revolución será la “Revolución de la Sostenibilidad” y debemos verla como una oportunidad de mejora donde el consumidor pueda separar la paja del grano y ponderar al agricultor de verdad, el que cuida de la tierra porque la considera un legado para las generaciones futuras, porque la tierra no nos pertenece, somos nosotros los que pertenecemos a ella; “pulvis es et in pulverem revertis” (polvo eres y en polvo te convertirás).
Los retos son infinitos, pero honestamente, más allá del supuesto apoyo gubernamental que no hemos tenido ni tenemos en la actualidad, considero que esta “revolución verde” abre un abanico de oportunidades para la agricultura europea y almeriense en particular. Otra cuestión no valadir es si las élites gobernantes (España/U.E.) están dispuestas a crear una soberanía alimentaria que garantice que la agricultura europea pueda competir en igualdad de condiciones con países no comunitarios o, al contrario, cederán al Gran lobby de la distribución minorista, los cuales lo que quieren es imponer una agricultura “low cost” o lo que es lo mismo traer alimentos producidos en países en vías de desarrollo, donde están gobernados por sátrapas y no se garantizan los derechos más básicos de la ciudadanía, no hablemos ya de derechos medio ambientales, creando de esto modo dos tipos de alimentación lo que conlleva lo que yo llamo un feudalismo moderno.
Una alimentación falsamente considerada barata (en términos económicos) para las clases sociales más desfavorecidas y otra cara para las nuevas élites del establishment. En cualquier caso, el futuro dirá, pero por primera vez el consumidor tiene acceso a la información y podrá decidir. El futuro también conllevará nuevas oportunidades, y estas estarán para todos aquellos que quieran cambiar la situación.
Desearle a los hombres y mujeres del campo todo lo mejor, porque sin ellos el médico, el futbolista, el político, el inventor, el pintor… no podrán comer.
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