Agricultura Bio-Regenerativa: El cambio necesario para proteger el Medio Ambiente

La agricultura bio-regenerativa: un enfoque sostenible para proteger el medio ambiente y la economía

Es relativamente novedoso el sistema de prácticas agrícolas bio regenerativas y eco inteligentes que empoderan las prácticas naturales y sostenibles focalizadas en la recuperación y mejora del medio ambiental de las tierras de nuestros cultivos y zonas colindantes. Este tipo de agricultura tiene como principal objeto el de recuperar y mejorar los ecosistemas de biodiversidad vegetal y fauna auxiliar autóctona (vertebrada e invertebrada).

En resumen, crear una simbiosis entre la producción de alimentos yendo de la mano con la protección y regeneración del medio ambiente, porque pese a lo que pueda parecer no son actividades ni mucho menos incompatibles o antagónicas, más bien al contrario.

En realidad, este modo de producir alimentos son las buenas prácticas de la agricultura de nuestros antepasados, desde un punto de vista de la sostenibilidad ambiental y desterrando conceptos erróneos sobre la producción bajo plástico que emergieron en la década de los 80′.

Hasta la década de los 70, con el cultivo de la uva de Ohanes (uva de mesa) por el tipo de agricultura que se desarrollaba, era fácil ver innumerables aves, insectos, como colorines, erizos, tortugas, libélulas, conejos, culebras, lagartijas…, que con la aparición de los cultivos intensivos produjo un retroceso en cuanto a biodiversidad ambiental en nuestros campos.

Agricultura Bio-Regenerativa: El cambio necesario para proteger el medio ambiente

Pero en la última década, sobre todo, se está generando de forma espontánea, diría yo, un cambio de paradigma, un «motor del cambio» en la agricultura almeriense en particular, encabezados por hombres y mujeres con gran iniciativa, incansables al desaliento y ganas de cambiar las cosas, entre los más destacados están Esther Molina o Jairo Fernandez, pero son muchos y cada vez más los hombres y mujeres del agro almeriense que están cambiando la forma y el modo de cultivar la tierra y producir frutas y hortalizas saludables para el consumidor y para el entorno donde desarrollan su actividad.

Creo firmemente que este cambio afectará positivamente tanto al origen como a toda la cadena de suministro y hasta el consumidor, al objeto de que todos tengamos un estilo de vida más sano, natural y sostenible, pero para eso, «la sostenibilidad también debe ser rentable para las familias que trabajan el campo» y que están luchando para que esta transformación del cambio no se quede en una moda pasajera.

Transformando la agricultura: El impulso de la agricultura bio-regenerativa en Almería

Por ejemplo, en nuestras fincas ecológicas de LQA Thinking Organic gracias a nuestras prácticas conservativas:

• Estamos gastando un 25% menos de recursos hídricos que la media.
• Hemos reducido en un 95% las aplicaciones de insecticidas (ecológicos) para combatir las plagas gracias a las aportaciones de fauna auxiliar en los focos de infección de los cultivos.
• 15% menos de consumo energético debido a las prácticas de trabajo y optimización de demanda energética en picos bajos de precio.
• Hemos recuperado ambientalmente más de 10.000 metros lineales de lindes, zonas de paso y servidumbre que hemos reconvertido en reservorios y corredores verdes.
• Se han vuelto a ver en nuestras fincas todo tipo de fauna, tales como el camaleón, colibrí, tortuga mora, petirrojo, mariposas, libélulas, aves migratorias, mochuelos… más de 80 especies registradas.
• Hemos creado cinturones perimetrales tanto exteriores como en el interior del cultivo de biodiversidad vegetal al objeto de tener polen todas las épocas del año y favorecer establecimiento y reproducción de fauna auxiliar autóctona, tenemos más de 60 diferentes especies vegetales; la planta del hinojo, milenrama, cebada, maíz, girasol, lavanda, tomillo…
• Hemos rescatado y recuperado un olivo milenario de más de 6,5 metros de copa.
• Se han instalado más de 60 hotelitos para el refugio y reproducción de insectos.
• Auditorías internas de carácter ambiental para conocer las especies vegetales existentes, así como monitorizar la presencia de fauna auxiliar y de plagas.
• Programas de inoculación de rhopalosiphus.
• Recomendamos dedicar un 10% de la superficie total de cultivo a la biodiversidad, no es terreno perdido para la producción pese a lo que pueda parecer, al contrario, es la principal herramienta para desarrollar una agricultura limpia, sostenible y competitiva.
• Hemos realizado una infraestructura de recogida de fluviales para almacenar el agua de lluvia y así optimizar nuestra huella hídrica.
• Creación y colocación de cajas nido para aves (insectívoras), colocación de comederos para aves, fuentes con agua limpia…
• Plantación de biodiversidad arbórea como limoneros, naranjos, almendros, olivos, parras (uva de mesa), recuperando flora endémica y creando un oasis de riqueza medioambiental. Toda una serie de actividades para desarrollar una agricultura de calidad y sostenible, pero la «sostenibilidad» es también satisfacer las necesidades actuales (las del origen y las del destino), pero sin comprometer la supervivencia de este tipo de agricultura en términos de rentabilidad, así como la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas en su legítimo derecho y esta debe ser nuestra hoja de ruta y principal objetivo, si queremos que perdure en el tiempo la agricultura de calidad.

Debemos ser muy conscientes de que sin un equilibrio entre la protección al medio ambiente, el crecimiento económico y el bienestar social, el agro almeriense y español estará abocado a su desaparición en detrimento de una agricultura «low-cost» de origen extra comunitario.

¿Cuánto se podría hacer con una reglamentación europea de etiquetado; simple, clara y concisa con un simple código QR? Por ejemplo, en contra del maremágnum actual de formatos que lo único que hace es confundir al consumidor y que florezca por doquier el llamado greenwashing o ecoblanqueo, que es un marketing de medias verdades cuando no literalmente engañoso, haciéndole creer al consumidor que un producto, servicio o empresa es respetuoso con el Medio Ambiente cuando en realidad no lo son.

¿Desde cuándo unas patatas fritas de bolsa con un listado de aditivos como la lista de los Reyes Godos o un famoso refresco de cola «light» con un 6,6% de azúcar es saludable?

También es urgente avanzar en la reglamentación de la publicidad dirigida al consumidor y, sobre todo, segmentos de población como la juventud. El consumidor europeo tiene derecho a saber, por ejemplo, el origen de la madera de una estantería que se lleva a su casa y si es de tala ilegal acreditada, que se diga claramente, y luego el consumidor que elija, así de sencillo.

Ahí está el reto en los próximos años y no será fácil, pero pienso que el campo y los consumidores se lo merecen.