By Jose Manuel Escobar Gerente LQA Thinking Organic.
Soy un apasionado del Western desde niño. El Western es un género de cine clásico que cuenta historias del Oeste norteamericano del siglo XIX. Cuando se forjaron los Estados Unidos de América, en una época en la que se poblaban las tierras del oeste con la emigración de la vieja Europa (irlandeses mayoritariamente en esa época) huyendo de la hambruna.
En todas estas historias hay fuertes connotaciones humanas, sociales y políticas de la época, pero sobre todo se muestra en todas ellas lo mejor y lo peor de la naturaleza humana.
Luego está el “Spaghetti Western” que es un subgénero cinematográfico del Western basado en el Oeste americano, pero con un toque ítalo europeo, donde hay mayor dosis de violencia.
En la década de los 60 y 70 el Director italiano Sergio Leone rodó auténticas obras maestras del genero en Almería, como “El Bueno, el feo y el malo”, “Hasta que llegó su hora”, “La muerte tenía un precio”,…
Almería también fue “Tierra de Cine”
Uno de mis westerns preferidos es “Cimarrón” (1960), cuenta la historia de un matrimonio Yancey (Glenn Ford) y Sabra (Maria Schell) que es parte de la población que repobló Oklahoma con la compra de tierras para la agricultura. En la película se ve como se forja un País y cómo evoluciona el matrimonio y la sociedad a la que pertenecen. Una Obra maestra.
He de reconocerles que, desde niño, siempre he visto a mi Almería, en cierto modo como la Oklahoma de la película (en el buen sentido y salvando las diferencias) y a los almerienses, en especial a nuestros abuelos y padres, como auténticos Cimarrones; trabajadores, idealistas, osados, con determinación y a veces un poco anárquicos (porque no decirlo). Eso nos ha hecho poseer un carácter, personalidad e idiosincrasia particular, muy diferente a nuestros paisanos andaluces o nuestros vecinos murcianos.
De hecho, el llamado “Modelo de Almería” es el desarrollo agrícola almeriense que pasó del cultivo de la uva de Ohanes (uva de mesa), a cultivar bajo plástico todo tipo de hortalizas y frutas en el campo de Dalías (ahora llamado Poniente de Almería). Pero de un modo circunstancial, improvisado al menos en un principio, con una capacidad de adaptación, aprendizaje y de mejora infinitas.
Para mí, esa generación que inicio el modelo Almería son auténticos Cimarrones, y de hecho desde mi punto de vista el “Modelo Almería” es “el no modelo”. Un modelo es un plan, previamente desarrollado con objetivos establecidos y tiempo de consecución, nada que ver con el modelo Almería.
Considero que esa es una de las razones de la poca vertebración organizacional de nuestra sociedad almeriense.
Alguien puede replicarme y estar en contra de esta afirmación, poniendo como ejemplo el gran y potente movimiento de asociacionismo y cooperativismo que existe, pero este elemento corporativo se realizo por necesidad para crecer y desarrollarnos, porque al contrario que otras latitudes de nuestra región, en Almería nunca hubo grandes latifundios, existencia de caciques o alta nobleza.
Era y es tierra de gente humilde y trabajadora
Gracias al asociacionismo, al empuje de nuestros antepasados y a entidades como la Caja Rural de Almería (hoy Cajamar) y el Monte de Piedad, Caja de Ahorros, la provincia fue progresando, ella sola sin ayuda de nadie.
Lo descrito, unido a nuestra situación geográfica, ya que para pasar por Almería hay que venir expresamente a aquí, hace que estemos en términos de servicios públicos y comunicaciones por tierra, mar y aire a años luz de las demás provincias de nuestro entorno. No hablo ya de la cuenca Mediterránea. Seguimos siendo la Oklahoma de la película Cimarrón.
Por el contrario, al igual que en el western “Raíces Profundas” (1953), en el que los agricultores encuentran a su héroe salvador en Shane (Alan Ladd) para que los proteja del tirano local Ryker (Emile Meyer). En Almería hemos sido tierra de “Cimarrones” pero no de “Shane”, más bien el campo almeriense siempre se ha sentido como Will Kane (Gary Cooper) en “Solo ante el peligro”, película en la que los vecinos de Headleyville, invitan a Will Kane a que se marche, pero él se queda (abandonado por todos), porque era su deber y estaba comprometido con la justicia y su responsabilidad… como los hombres y mujeres de nuestra Almería, trabajando de Sol a Sol por amor al campo, a sus familias y a nuestras tradiciones.
Finalizo con una frase de Yancey a su esposa Sabra (Cimarrón):
“No me preguntes por qué, supongo que tenía que hacerlo”.
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