Dice el escritor Santiago Posteguillo que; «Cada variable es una posibilidad, cada posibilidad una incertidumbre y cada incertidumbre una oportunidad».
Antes de tener el Euro, las autoridades monetarias de nuestro país se defendían de los avatares de la economía internacional que debilitaban nuestra débil economía con la receta mágica de la «devaluación de la peseta«. Entre 1975 y 1992 la peseta se desvaluó cuatro veces. Fue la respuesta ante las crisis internacionales del petróleo en el ’73 o la crisis de la deuda en el ´80.
Digamos que la «devaluación de la peseta» era nuestro comodín de auxilio y funcionaba.
- Sector Terciario: Turismo, al devaluarse la peseta se incrementaban el número de turistas buscando el «sol y la playa» a unos precios muy competitivos para ellos, gracias al incremento del valor de sus respectivas monedas (divisas). Por esa misma razón los turistas «low cost» buscan ahora otros destinos, pero eso es otro tema.
- Sector Secundario: Nunca hemos sido un país con un gran tejido industrial, pero gracias a la «devaluación de la peseta», los salarios bajos respecto a países de nuestro entorno, exenciones fiscales y subvenciones más o menos disimuladas el lobby automovilístico francés, alemán y asiático traían a nuestro país sus grandes cadenas de montaje y esa es la misma razón por la que ahora se marchan buscando otros países más interesantes para ellos.
- Sector Primario: Nos decía un viejo amigo financiero que históricamente cuanto peor le ha ido a la economía en nuestro país y a escala internacional, mejor le ha ido a la agricultura almeriense.
¡Y es totalmente cierto!
Al «devaluar la peseta» por lo general aumentábamos las exportaciones debido al menos precio de nuestras hortalizas respecto a las divisas de nuestros clientes, en los 80 el cambio de paisaje del campo almeriense fue radical.
Los clientes regaban en forma de libras esterlinas, francos franceses o suizos, marcos alemanes,… los envíos de nuestras hortalizas a sus mercados.
Es como dice el refrán español; «A Pan duro, diente agudo«.
Se puede afirmar que el «Modelo Almería» se vio favorecido por unos grandes aliados circunstanciales; las crisis económicas y las consecuentes «devaluaciones de la peseta».
Obviamente con la entrada del Euro esa herramienta de «soberanía económica«, como es la devaluación de la moneda, la hemos perdido y no es menos cierto que nos ha convertido en un país menos competitivo para nuestras exportaciones. Por eso, es de vital importancia que la Unión Europea desarrolle políticas de «soberanía alimentaria«, que es algo que no se está haciendo.
Siempre se ha dicho que en términos financieramente cuando EE.UU. tosía Europa se resfriaba, sin embargo la globalización ha convertido a China en la fábrica del mundo y no es menos cierto que la aparición del Covid-19, cual «efecto mariposa» ha conllevado una escasez de materias primas, falta de medios logísticos y un incremento brutal de los costes energéticos, que ha obligado a muchas industrias a cerrar las puertas, de momento de forma temporal.
Con el «status quo» relatado, a nadie se le escapa que la agricultura de Francia, Países Bajos y Centro Europa tiene un grave problema para adelantar y mantener sus cultivos de invierno, solo hay que ver las cotizaciones de tomates y del pepino Almería esta campaña. Se habla que hay entre un 40 y un 50 % menos de superficie de tomate, y este año parece que al contrario de otros años, no vamos a ver pepino de Holanda en algunos lineales europeos para San Valentín.
Que esta crisis energética global sea una oportunidad para el campo almeriense, al igual que pasaba con la «devaluación de la peseta», esta aun por ver. Si bien es cierto que esta circunstancia nos favorece. También el conflicto prebélico en Ucrania ayuda, ya que Rusia es el gran suministrador de gas en Centro Europa y para presionar a Alemania tiene el suministro de gas bajo mínimos.
¿Podría un conflicto militar en Ucrania favorecer a la agricultura almeriense? Es más que probable, porque agudizaría la crisis energética en Europa. Más invernaderos en Europa tendría que dejar sus plantaciones de invierno por la falta y los elevados precios de la energía.
En cualquier caso la mejora de las cotizaciones en tomate y pepino, por incomparecencia de nuestros colegas franceses y neerlandeses principalmente, es ya un hecho.