Portrait of young smiling farmer with freshly picked tomato vegetable and standing in hothouse garden.

Serlo, Parecerlo, Contarlo y la Estrategia

El mes pasado conversaba con un amigo que trabaja en el mundo editorial, y me decía que al cabo de un mes le llegan grandes historias, pero con una escasa o mala narrativa, lo cual convierte la historia en algo tedioso de leer para el lector de a pie. Por el contrario, me indicaba que a veces reciben grandes y novedosas narraciones pero que la historia que narran no es buena.

Por esa razón (continuaba), muchos son los llamados y pocos los elegidos en el mundo de las letras a convertir su obra en un best seller.

 

El tomate de Almería y el arte de enamorar contando

Y precisamente, hace una semana asistí a unas charlas organizadas por COEXPHAL, en el que uno de los ponentes (mi admirado y respetado Enrique de Los Ríos) ponía un ejemplo sobre un tomate, en el que decía que si el tomate de Almería es más caro que el de “donde sea”, pero si al consumidor en Berlín, Londres o Villajoyosa del Condado no le explicamos por qué existe esa diferencia de precio, lo más probable es que elija comprar el más barato.

Este ejemplo junto a la conversación de mi amigo el de la editorial, me llevó a la conclusión de lo importante que es poseer una buena narrativa sobre nuestras hortalizas y además darle una visibilidad atractiva, que enamore, sencilla de entender, creativa y con credibilidad.

Promocionar hoy en día, es algo más que escoger una cara bonita, normalmente la de un deportista de moda o cantante y que aparezcan en la televisión publicitando nuestros productos; “es mucho más”: es crear contenido interesante de forma constante, visualizando la narración sobre las virtudes de consumir verduras frescas de Almería, y para eso se debe repetir hasta la saciedad y más allá, las ventajas de nuestro modelo agrícola y las virtudes que adquiere el consumidor al consumir las hortalizas de nuestra tierra por encima de otros orígenes.

 

Repetir con sentido: estrategia, emoción y autenticidad

Porque cultivar respetando el medio ambiente, optimizando los recursos naturales y produciendo las mejores, más bonitas y apetitosas frutas y hortalizas… ¡ya no basta! si después no lo sabemos transmitir al consumidor en destino, es más, tampoco nos vale publicitarlo, sino que hay que tener una estrategia de donde, como y a quien transmitirlo.

Poner la publicidad de tu producto o el nombre de tú empresa en 4 vallas publicitarias en tu provincia, no es publicidad.

Y es que saber persuadir a través de las emociones y la credibilidad es tan importante que la mismísima realidad, de ahí que en estos tiempos está más de moda aquello de “adueñarse del relato”.

No me cansaré de decirlo, que muchos urbanitas europeos consideran que los agricultores contaminamos y acabamos con los recursos hídricos del planeta, ese es el relato que ha calado, sin embargo, la realidad según la conferencia de la ONU sobre comercio y desarrollo (UNCTAD) es:

“La moda es la industria más contaminante del planeta, tras la petrolera y la fabricación de ropa y calzado emiten el 8,1% de las emisiones de CO2 a la atmosfera, siendo las emisiones de carbono de estas, superiores a las que producen todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos.

Y podemos seguir…, según un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) se necesitan entre 2.130 y 3.078 litros de agua por pieza fabricada.

Por no hablar de que por cada imagen creada por IA, se necesita hasta 3,45 litros de agua debido al sistema de refrigeración de los servidores que procesan estas tareas.

 

Quien cultiva, cuenta: el relato auténtico nace en el origen

El mensaje que proyectamos de nuestro producto, debe ser sencillo de entender, constante y fácil de recordar, que enganche al alma, se necesita tiempo, crear una marca no se hace de la noche a la mañana.

Y es que pese a los que nos repiten los especialistas en comunicación y el relato de los algoritmos, no tengo del todo claro que sea así, y ¿por qué, se preguntaran?

Pues sencillamente porque nadie sabe más de su producto que quien lo cultiva, y tampoco sabe más un algoritmo de cómo me siento, cuando me tomo una buena ensalada con tomate Raf y pepino Almería o me como una refrescante sandía Fashion a doble carrillo.

Una vez tengamos el relato con una buena y atractiva narrativa auténtica y que muestre nuestros atributos sociales, medio ambientales y de salud al consumidor, para mí el punto más cercano al consumidor es “el punto de venta” y para eso necesitamos la implicación de la distribución minorista, pero eso da para otra publicación.

 

¿Deseos o estrategia?

Para finalizar; cuando preguntamos a las gerencias de nuestro sector: ¿Cuál es el objetivo para la próxima campaña?

El 99% decimos lo mismo:

  • Ser más rentables.
  • Optimizar nuestros gastos.
  • Reducir endeudamiento financiero.
  • Vender más.
  • Ser más sostenibles e invertir en tecnología.

No cometamos el error de confundir deseos con objetivos, los objetivos además de estar definidos deben ir acompañados de una estrategia y para llegar a esa estrategia y refrendarla en negro sobre blanco debemos responder a preguntas del estilo:

  • Como vamos a crear esa ventaja y en que consiste.
  • Cual será el atributo/s diferenciador y atractivo para el consumidor de nuestro producto.
  • Como vamos a mantener ese elemento diferenciador en el tiempo y si tiene fecha de caducidad, que suele ser cuando los competidores te copian.

Y finalizo con una frase de la casa:

“La reputación de nuestro producto es un activo intangible que nos guía a objetivos tangibles”

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