Pocos saben que el origen de la Navidad es la agricultura y su festividad se remonta a los llamados “Saturnales” que se celebraban en honor del ‘Dios de la agricultura y las cosechas‘, el llamado Dios Saturno del Imperio Romano.
Que la religión católica cogió o se adueñó de muchas celebraciones y ritos paganos de la Antigua Roma, no es nada nuevo, al igual que los romanos lo hicieron antes de la cultura griega, del mismo modo que los griegos copiaron en algunos aspectos a la civilización micénica.
En la época romana, los saturnales se festejaban entre el 17 y el 25 de diciembre, cuando los trabajos en el campo finalizaban y comenzaba el merecido descanso, que finalizaría con la llegada de la primavera y las siembras.
La festividad de los saturnales conllevaba un sacrificio de un animal y posteriormente un banquete, donde se intercambiaban regalos, en un ambiente casi carnavalesco, que conllevaba una relajación de las normas sociales por parte de las familias Patricias, que practicaban llamémosles una moral más relajada (algunos amos intercambiaban sus roles con sus esclavos durante las celebraciones). Algo de cierto habría cuando la RAE recoge el significado de “saturnal” como “orgia desenfrenada”; Ríete tú de la serie Spartacus.
Lo que celebraban en realidad era el solsticio de invierno, cuando resurgía el Sol y la luz (los días comienzan a ser más largos): “Natalis Solis Invicti” o lo que es lo mismo, el nacimiento de un Sol nuevo.
Algunos siglos más tarde con la llegada del cristianismo, el Papa Julio I (que debía de ser un gran profesional del marketing), fijó el nacimiento de Jesucristo el 25 de diciembre (pese a la creencia que nació en primavera). Se piensa que con la intención de convertir a los promiscuos paganos romanos al cristianismo. De este modo las nuevas celebraciones eran originarias de unas costumbres muy arraigadas y no era necesario que la ciudadanía renunciase a sus festejos, más bien que solo le dieran un nuevo significado. Lo dicho, un genio Julio I.
Allá por el 440 d.c., otro Papa, el llamado León Magno declaró dicha fecha para la conmemoración de la Natividad, y así es como se cimenta una nueva religión.
Posteriormente estas fechas pasaron un largo periodo de anonimato, o como mucho una jornada de plegarias sin más en los conventos y entre las gentes del campo, pero con la llegada de Charles Dickens y su libro “Cuento de Navidad”, publicado el 19 de diciembre de 1843, fue quien rescató las costumbres navideñas dispersas de la antigua Inglaterra, el cuál crea y universaliza la idea moderna de la Navidad.
En aquella época victoriana, la Navidad eran días despreocupados y felices y que por miedo a beber agua contaminada (la red de agua potable no existía aun), todo aquel que podía bebía todo tipo de ponches de ginebra como el “Purl”; cerveza casi hervida y aromatizada con ginebra, azúcar y jengibre o el famoso Bishop (significa Obispo, ¡adivinen por qué!), que es vino tinto caliente, naranja, azúcar y especias.
Por otro lado, se comenzó también a poner el árbol de navidad, se piensa que lo trajo a Inglaterra el consorte de la Reina Victoria (Príncipe Albert) que era de origen alemán, allá por 1840.
Años más tarde (1931) en EE.UU., nació el Papa Noel actual. Fue un encargo de la agencia de publicidad de Coca-Cola, al dibujante Haddon Sundblom, otro genio (debía ser descendiente de Julio I). El dibujante creó un personaje que personificara el espíritu navideño en relación con la felicidad si consumías el refresco.
Y así es como, casi 21 siglos después, hemos pasado de una festividad originaria del campo, al archi conocido refresco y los grandes almacenes, así es la vida amigos míos…
En cualquier caso, la navidad (seas creyente o pagano), sigue siendo una época para reunirnos con la familia y amigos, para compartir no solo regalos, también afecto, cariño, amistad, generosidad. También recuerdos para los que ya no están, por eso la Navidad jamás pasará de moda, porque apela a lo mejor del ser humano que es su humanidad y el misterio de la vida. Desde el niño que nace en un pesebre a la semilla que se convierte meses más tarde en pan para nuestro hogar.
Por eso como hijos de la tierra que somos quiero desearos a todos y en especial al sector agro y sus Familias mis mejores deseos de Paz, Felicidad y Prosperidad.
¡Feliz Navidad Amig@s!
