Alemania, la economía más grande de Europa y la tercera del mundo, juega un papel crucial no solo en el contexto industrial y tecnológico, sino también en el sector agroalimentario. Su mercado, con una fuerte demanda de productos ecológicos y una alta dependencia de las importaciones, es clave para la agricultura española, especialmente para Almería, principal exportadora de hortalizas.
Alemania: Un gigante económico con fuerte presencia rural
Alemania es el país más poblado de la Unión Europea, con más de 83 millones de habitantes. Además, es la tercera economía del mundo por volumen de PIB.
En Alemania hay más de 80 ciudades con más de 10.000 habitantes. El 30% de la población vive en estas ciudades, pero no os confundáis: más de la mitad de la población reside en zonas rurales, y casi la mitad de la producción económica se genera en estas regiones, a pesar de que el país es altamente industrializado. Es uno de los mayores países exportadores, con sectores especialmente relevantes incluso en tiempos de crisis, como el lobby automovilístico, que representa aproximadamente el 15,4% de las exportaciones totales, seguido de la maquinaria (13,3%) y los productos químicos (10,3%). De hecho, la economía alemana es una quinta parte más grande que la segunda economía de la UE.
Los alimentos ecológicos, por ejemplo, tienen una gran demanda. En 2021, los consumidores gastaron la nada despreciable cantidad de 15.870 millones de euros en alimentación orgánica. Sin embargo, en los últimos dos años, la inflación ha afectado al consumo de este tipo de productos.
Aproximadamente 8 millones de ciudadanos se definen abiertamente como vegetarianos y 1,6 millones como veganos. Además, Alemania es uno de los países con mayor número de restaurantes con estrella Michelin. No todo son salchichas y codillo.
Un crecimiento económico en peligro
A pesar de estos datos, el Instituto Ifo prevé un débil crecimiento de la economía teutona. En su informe, estima que la tasa de crecimiento del PIB será del 0,4% en este ejercicio. Las razones son diversas y no nuevas. Tanto el canciller Gerhard Schröder (socialdemócrata), quien apenas dejó el poder se incorporó como directivo de Nord Stream AG (la empresa del famoso gasoducto Nord Stream), como la señora Merkel llevaron a cabo políticas que supusieron un abandono de la soberanía energética y un aumento de la dependencia del gas ruso. Al mismo tiempo, se redujeron las inversiones en fibra óptica e infraestructura digital.
Los expertos coinciden en que los dirigentes alemanes deben llevar a cabo reformas estructurales importantes en la industria y la economía, reducir la carga impositiva y eliminar la excesiva burocracia, además de cerrar la brecha social entre el este y el oeste del país. Un ejemplo claro son los resultados de las recientes elecciones. También es fundamental recuperar la soberanía energética y abordar problemas de fondo, como el envejecimiento de la población, un desafío común en toda la UE. Este fenómeno conlleva un crecimiento más lento, incluso con el avance de las nuevas tecnologías. Un caso ilustrativo es Japón, donde ya se venden más pañales para adultos que para bebés, reflejando cómo el envejecimiento de la población impacta en la economía, dado que los jóvenes suelen ser el motor del crecimiento.
Alemania y España: Un vínculo clave para la agricultura
Pero no solo los ciudadanos alemanes se la juegan en los próximos cuatro años, sino también la UE, además de la agricultura española y, por supuesto, la almeriense.
Alemania es nuestro mayor consumidor de frutas y hortalizas, con una cuota aproximada del 27,5% sobre el total.
Que la agricultura española y, por ende, la almeriense, tiene vocación exportadora no es nada nuevo. De hecho, el 52% de la producción nacional tiene como destino mercados exteriores. En 2024, España exportó frutas y hortalizas por un valor superior a los 19.300 millones de euros, lo que equivale a 13,3 millones de toneladas. Almería lidera las exportaciones hortofrutícolas, representando el 22% del valor total y el 19% del volumen total. Si nuestra provincia es la mayor exportadora de hortalizas, Alemania es su principal receptor, con el 27% del total de exportaciones. Le siguen Francia (17,8%), Reino Unido (9,4%), Portugal (7,5%) y Países Bajos (7,2%).
Cabe destacar que, dada la dinámica de las empresas neerlandesas, es muy probable que parte de ese porcentaje exportado a Países Bajos sea posteriormente reexpedido a Alemania, dado el gran número de empresas gambler que existen en este país. (Ver artículo: Efecto Látigo y Comerciales Gambler, 24 de enero de 2025). Además, este mercado suele ser altamente recurrente para las empresas exportadoras almerienses cuando la oferta local supera claramente la demanda en destino. De hecho, muchos profesionales del sector consideran que un aumento de las exportaciones a Países Bajos en una campaña es una señal clara de que no ha sido una buena temporada para Almería.
A su vez, Países Bajos es el principal suministrador de frutas y hortalizas en Alemania, seguido de España. Todos conocemos la limitada superficie agraria de este pequeño gran país, a pesar de que sus agricultores son altamente eficientes y producen más por metro cuadrado que los españoles.
Por otro lado, en 2024, Reino Unido redujo sus compras a Almería en favor de nuestros vecinos del Magreb, en busca de precios más competitivos. La economía manda, y esto hace que el mercado alemán cobre aún más importancia.
El futuro del agro almeriense y la economía alemana
En resumen, el agro almeriense debe seguir avanzando en términos de sostenibilidad y optimización de recursos, así como fortalecer los lazos con sus clientes centroeuropeos. Ojalá Alemania recupere la senda del crecimiento, porque lo que sea bueno para Alemania será bueno para la agricultura española y almeriense.
Finalizo con una frase de la gran Marlene Dietrich:
«La decadencia es una forma de vida, pero imposible es el adjetivo de los imbéciles».
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